Violencia Delincuencial en Brasil: Enseñanzas para la dinámica del conflicto colombiano
Ha sido tan grave la situación que ha venido incrementando en las barriadas más deprimidas de Rio de Janeiro que las ordenes actuales para controlar la delincuencia y retomar el orden por las autoridades policiales no ha sido suficiente, por lo que se tuvo que avocar la utilización de las Fuerzas Militares de Brasil con el uso de tanques de guerra para hacerle frente a las poderosas pandillas de criminales, luego de una constante e histórica consolidación que les ha permitido consolidar un poder de fuego en igualdad de condiciones a las autoridades metropolitanas, las cuales han intentado desde el pasado domingo retomar el orden en tan álgidas zonas periféricas de Rio. Cincuenta (50) autos quemados, treinta (30) narcotraficantes muertos sin descartar inocentes pobladores victimas del violento fuego cruzado.
Los resultados conocidos hasta ahora han sido satisfactorios dado que el operativo militar ha permitido recuperar el control de “Vila Cruzeiro” convertido en el centro neurálgico del reagrupamiento mafioso, narcotraficante y criminal tras retomas anteriores realizadas por las autoridades que generó una diáspora criminal de otras tantas favelas para concentrase en ésta última zona de la ciudad, sin embargo se ha tornado más compleja y peligrosa la situación en Rio de Janeiro debido a la expansión de estos criminales en otros sectores de la ciudad.
Fenómenos delincuenciales fuertes como el presente y otro que ha generado el interés internacional por cuanto es un cáncer metastásico en casi toda Centro América, es el de la amenaza y el caos producido por una subcultura en su comienzo y que hoy es una de las bandas criminales transnacionales más grandes y temidas del mundo denominadas como “Mara Salvatrucha”[1].
Esta anterior situación que ha provocado que la comunidad internacional y los expertos en seguridad centren su atención en lo que se puede denominar transmutación de los conflictos a las ciudades, pone sobre la mesa la situación que vive esta zona de Rio de Janeiro y la situación que puede ocurrir en muchas zonas principalmente deprimentes de muchas ciudades de Colombia. Ya ha ocurrido principalmente en las ciudades de Cali y Medellín (Comuna 13) vislumbró una realidad en la que el narcotráfico principalmente alimentaba a grandes cantidades de hombres que de manera progresiva y, aprovechando la ausencia de autoridad en dichas zonas, conformaron lo que se denominan “combos” que aún y a pesar de grandes operaciones militares dirigidas a la retoma de muchas zonas manejadas por esta clase de organizaciones delincuenciales continúan ejerciendo influencia, incluso incrementando su número de activos en muchas zonas periféricas de estas ciudades acaecidas de presiones militares en las zonas rurales y alejadas de los ejes metropolitanos que ha llevado a estas agrupaciones a fortalecerse en las zonas principalmente vulnerables y más deprimentes de las ciudades, donde muchos jóvenes son fácilmente presa de reclutamiento u otros que ven en estos “combos” una forma de vida u oportunidad para progresar ante tantas necesidades presentes en esas comunidades. En la actualidad muchos de los otrora miembros de los grupos de autodefensa que se habían desmovilizado voluntariamente, han reincidido y se han “reincorporado” a estos “combos”, atraídos por las potenciales ganancias que deja este ilegal negocio, afectando de manera importante el proceso de desarme, desmovilización y reinserción.
Las BACRIM: Una amenaza creciente y dinámica
La lógica del conflicto en Colombia es un reflejo fidedigno de la cultura criminal y de sus fuentes de financiación, esto se ha venido presentando con el negocio del narcotráfico, hace una década las organizaciones narcotraficantes y narcoterroristas como las FARC dominaban todos los escalones y fases del negocio, desde la producción, procesamiento, distribución y lavado de activos a gran escala, lo que les aseguraba en su momento el 80% de las ganancias.
Hoy tras el efecto del Plan Colombia, la política de Seguridad Democrática y Política de Consolidación de la Seguridad Democrática, se ha reducido el papel y la influencia de las otrora autodefensas ilegales (hoy BACRIM) y las FARC en el negocio del narcotráfico, limitando su participación en los procesos, solo a producir y satisfacer la demanda de distribución que dominan en la actualidad los carteles mexicanos y centroamericanos, quienes se quedan con el 80% de las ganancias, dejando un escaso margen del 20% a repartir entre las Bandas Criminales y la organización narcoterrorista FARC. Este fenómeno ha propiciado una guerra entre estas organizaciones por ganancias reducidas y cada vez más decrecientes, lo que ha obligado a luchar no solo por las zonas de cultivo, sino también por los espacios de influencia, que incluyen sectores urbanos del país como ya se ha visto con la violencia en Medellín o en Cali.
[1] Organización transnacional de pandillas criminales asociadas que se originaron en Los Ángeles y se han expandido a otras regiones de Estados Unidos, Canadá, México, América Central[] y España[.] La mayoría de las pandillas están étnicamente integradas por centroamericanos y se encuentra activas en las zonas urbanas y suburbanas. Sostienen células (clicas) localizadas en Latinoamérica con más de 70.000 miembros. http://es.wikipedia.org/wiki/Mara_Salvatrucha.
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