jueves, 2 de diciembre de 2010

LECTURA PARA ANALISIS Y DIFUSION: ATENTADO DE LAS FARC EN VEGALARGA - HUILA.

Fecha de recibo: Diciembre 01 de 2010
Fuente:
yiselbriceo1970@gmail.com

Atentado de las FARC en Vegalarga – Huila.
El atentado aleve perpetrado por las FARC en el municipio de Vegalarga – Huila, demuestra una vez más el sendero terrorista por el que caminan, sin vergüenza ni límites morales, los integrantes del grupo terrorista de las FARC. Sin duda, este hecho confirma que sus intenciones reales no se circunscriben a conseguir un “mejor mañana” para el pueblo de Colombia, sino sencillamente a la lucha por su permanencia en el escenario nacional e internacional, para seguir cosechando frutos económicos que les permita asegurarse el poder que hoy tienen, al utilizar las armas como medio de coerción física, psicológica y política.
El uso de la población civil como escudo camuflado para la perpetración de actos de este tipo, demuestran con contundencia absoluta que la única manera de generar réditos “militares” efectivos por parte de las FARC, es a través del engaño de la población civil que dicen defender, sin importarles su vida y el sufrimiento de sus familias. Así las cosas, es lógico concluir que la Fuerza Pública ha venido cumpliendo con su labor, y la efectividad de sus operaciones y los éxitos alcanzados son fruto de un trabajo minucioso, paciente, conjunto y doctrinal al que los grupos ilegales no tienen como responder de manera clara, y precisamente por ello, demuestran su poder “disminuido” a través de este tipo de actos de barbarie. Actos que no son sinónimo de fortaleza, sino de absoluta debilidad militar y de mutación a lógicas más delincuenciales y criminales, que desdibujan del todo su supuesta lógica política que es motor de su discurso trasnochado y mentiroso.
Ahora bien, es claro que este tipo de actos generan estupor, miedo y terror en el común de la población civil, principalmente en el área, pero también se extiende a la nación entera, por cuenta del reciente comunicado de las FARC, publicado por ANNCOL, en donde se especifica que este fin de año va a ser “intenso” para la Fuerza Pública, por cuenta de una serie de acciones encaminadas a minar el ambiente de seguridad que el país ha venido construyendo durante los últimos 8 años. Esta advertencia resulta un acto de terrorismo “comunicacional” al que se debe hacer frente con una estrategia de comunicación efectiva y, aunada de forma sistemática, con la capacidad de inteligencia militar y policial que logren prevenir el accionar terrorista de las FARC y las demás organizaciones armadas ilegales, brindando seguridad y percepción positiva por parte de la población civil.
En ese sentido, la capacidad de desmonte del terrorismo, de alcance urbano, principalmente, puede constituirse en el mejor bastión de la Fuerza Pública para impedir la zozobra de los ciudadanos, y combatir con precisión y efectividad la campaña de desestabilización que buscan lanzar los grupos ilegales, principalmente las FARC, al final de año. Recordemos que para hacer actos de terrorismo se necesita principalmente una lógica malvada que sobra en las cabezas criminales de los terroristas de las FARC, lo demás es la disposición de las milicias para conseguir los insumos para armar los artefactos explosivos, muchos de ellos realizados con materias primas de fácil consecución y de casi imposible limitación de circulación por parte de la autoridades.
En ese orden de ideas, a pesar de que las FARC están seriamente debilitadas y que su C3 está prácticamente desmantelado, todavía persiste la posibilidad de la realización de actos de barbarie que se circunscriben directamente a una lógica más criminal y delincuencial. Además, para su realización no es necesario grandes dotes estratégicos o logísticos, sino la voluntad de causar daño y con ello generar terror, miedo y zozobra en la población civil del país. Es un sello de permanencia para la ciudadanía, con amplios y contundentes efectos en la psiquis colectiva que alteran la percepción de seguridad y trastocan, desde el punto de vista de la percepción, los avances alcanzados en materia de seguridad durante los últimos años.
Por ello, a pesar que desde el punto de vista militar y/o cinético estos atentados signifiquen desesperación, debilidad y mutación a lógicas delincuenciales y criminales, el efecto final en la población civil, es decir, en el ciudadano de a pié, puede ser mucho más dañino e impredecible, causando serias heridas a la percepción de seguridad que se construyó con éxito durante ocho años.

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